sábado, 22 de enero de 2011

...

Aprender a no sentirme culpable es algo que aún me cuesta trabajo pero que voy logrando de a poco. ¿La fórmula? Pues aprender que hay una diferencia enorme entre responsabilidad y culpabilidad. Para que haya culpa tiene que haber intención, principio válido también para la justicia, "no hay crimen sin intención".

He pensado en que lo mejor sería cerrar los ojos y trazar unas metas que cumpliré a toda costa, como en la película esta de "Las posibles vidas de Mr. Nobody", el chico se promete a sí mismo una serie de cosas y que no se detendrá hasta conseguirlas fruto de un fuerte despecho provocado por su primer amor. En mi caso es sólo lo de las promesas, eso puede que me sirva a llegar a donde quiero, lo de los sentimientos y este rollo, podré resolverlo, ya tendré una parte cubierta y podré dedicar toda mi energía a sanar por dentro. Desde este punto se ve como algo favorable.

Hace un par de días alguien me dijo "te ves herida y tan dócil, deja de protegerte" o algo así. Esas palabras me resuenan en la mente. Puede que esté tratando de protegerme pero es peor si no lo hago.

Hoy me di cuenta de que, comparados con los de mi madre que negaría hasta al Espíritu Santo y renegaría de su propia madre por la persona de la que cree estar enamorada (por más daño que le haga esa relación), mis problemas sentimentales son paja de coco.

Lo de ayer hasta ahora no fue nada, pero no hablaré demasiado de ello, aún sigo preocupada.

No hay comentarios: