martes, 4 de enero de 2011

Ahora que no estás.

Ahora que no estás más puedo decirlo sin miedo.

Adoraba la manera en que me leías entre líneas y atabas cabos para entenderme. Tu manera de sorprenderme era muy agradable.

Desde el primer momento debí saberlo, eres demasiado normal (sin ánimo de ofender), no lo soportarías y gracias a Dios que te fuiste antes de que cayera la noche. No dudo de que serías un excelente partido.

Dejaste promesas sin cumplir y desapareciste sin dejar rastro, eso es lo único que no me agradó de cómo terminó lo que nunca empezamos.

Todavía paso por cierto bar y te recuerdo. Ah, y ahora el sabor a menta también me recuerda a ti.

2 comentarios:

Jose E. G. dijo...

Wow...

Paty-pato dijo...

Y aún seguías leyéndome entre líneas.