Adoraba la manera en que me leías entre líneas y atabas cabos para entenderme. Tu manera de sorprenderme era muy agradable.
Desde el primer momento debí saberlo, eres demasiado normal (sin ánimo de ofender), no lo soportarías y gracias a Dios que te fuiste antes de que cayera la noche. No dudo de que serías un excelente partido.
Dejaste promesas sin cumplir y desapareciste sin dejar rastro, eso es lo único que no me agradó de cómo terminó lo que nunca empezamos.
Todavía paso por cierto bar y te recuerdo. Ah, y ahora el sabor a menta también me recuerda a ti.
2 comentarios:
Wow...
Y aún seguías leyéndome entre líneas.
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