- En Francia.
- Estas loco.
- No podía dejarla ir.
- Bien hecho. Mañana te envío una maleta con lo indispensable.
- Gracias, sabia que podia contar contigo.
Al colgar, se dibujó en su rostro una sonrisa. Dulce, tierna, rosa, con esa belleza dulce que la adornaba, porque era bella, porque había nacido con ese don, pero ella le restaba importancia, siempre fue altruista y creía más en lo interno que en lo externo. No sé si fue su belleza lo que me motivó a escribir esta historia, lo cierto es que aquí estoy, y no sé si le rindo homenaje a su desaparecida belleza o al artista que la inmortalizó en el cuadro frente al que escribo estas líneas.
- No lo esperemos a cenar.
- ¿Donde está?
- En Francia. Pero no te preocupes – dijo adelantándose a la preocupación de su tía- alguien me debe un favor y viajará a Francia mañana por la tarde, le enviaré lo indispensable.
- Gracias hija.
-No hay de que.
- Ojala que esta sea la definitiva.-dijo el padre en alusión a la extensa e intensa vida amorosa de su hijo.
-¡Emilio!
-Mejor será que comamos.- dijo ella dando por terminada la charla sobre los amoríos y locuras de su primo.
1 comentario:
nice!
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