miércoles, 2 de abril de 2008

Pensamientos Novelescos I

- ¿Donde estas? Mis tíos y yo te esperamos para cenar.

- En Francia.

- Estas loco.


- No podía dejarla ir.

- Bien hecho. Mañana te envío una maleta con lo indispensable.

- Gracias, sabia que podia contar contigo.

Al colgar, se dibujó en su rostro una sonrisa. Dulce, tierna, rosa, con esa belleza dulce que la adornaba, porque era bella, porque había nacido con ese don, pero ella le restaba importancia, siempre fue altruista y creía más en lo interno que en lo externo. No sé si fue su belleza lo que me motivó a escribir esta historia, lo cierto es que aquí estoy, y no sé si le rindo homenaje a su desaparecida belleza o al artista que la inmortalizó en el cuadro frente al que escribo estas líneas.

- No lo esperemos a cenar.

- ¿Donde está?

- En Francia. Pero no te preocupes – dijo adelantándose a la preocupación de su tía- alguien me debe un favor y viajará a Francia mañana por la tarde, le enviaré lo indispensable.

- Gracias hija.

-No hay de que.

- Ojala que esta sea la definitiva.-dijo el padre en alusión a la extensa e intensa vida amorosa de su hijo.

-¡Emilio!

-Mejor será que comamos.- dijo ella dando por terminada la charla sobre los amoríos y locuras de su primo.

Durante la cena, ella no podía parar de pensar en Javier (su primo) y en cómo había corrido detrás del amor de su vida o al menos de lo que creía que era el amor de su vida. El hecho no era si era o no el amor de su vida, el hecho es que él tuvo el valor de correr tras el sin que le importara nada mas. Y pensaba para sí que quisiera tener la oportunidad de encontrar una persona por la cual dejarlo todo, por la que irse de un país a otro o de esta galaxia a la otra si fuera posible, una persona a la que amar.