Drexler amenizándolo todo, incluso esos momentos de dulce tensión sexual que se extiende entre las parejas cuando están delante de los amigos y tienen el tiempo contado. La despedida se acerca pero el pudor permanece.
Los roces de los pies bajo la mesa y el cosquilleo que producen. Y ella que avanza y le toma la mano y é tararea cantándole porque no es un playlist al azar, a pesar de que guste a todo el mundo. Esta es su despedida, una dedicatoria melódica para ella.
Las miradas embelesadas y esas cosas pequeñas que comparten. Han creado una burbuja de cristal y son felices en su pequeño mundo al margen. Hasta que llegue la hora de partir. Se verán el miércoles, él tiene que volver a una reunión y ella atesorará cada momento compartid, cada noche hasta entonces, hasta que se vean nueva vez a los ojos y descubran que ambos son la causa y el efecto y que antes de ser ellos dos, no había ninguno de los dos.
Este blog es sobre lo que pienso, sobre lo que siento... sobre lo que soy.
miércoles, 25 de julio de 2012
domingo, 15 de julio de 2012
Enamorarse
Enamorarse,
por un segundo,
por un instante,
de unos ojos,
de los rayos del sol entre los árboles,
de un paisaje,
de una sonrisa,
de una carta,
de un libro,
una película
o una canción,
de una fotografía,
de un niño,
una niña,
un hombre o una mujer,
de la luna,
las montañas,
un pedazo de madera,
un árbol antiguo,
un perrito,
un gato o una araña,
enamorarse profunda
o levemente,
lo que dura una puesta de sol,
lo que dura un día o una noche,
en secreto
o a plena luz,
enamorarse todos los días,
un rato al día,
una vez a la semana,
dos veces por mes...
enamorarse y vivirlo a pleno.
Al final,
vivir y amar
vienen siendo la misma cosa.
Patricia Rod, verano 2012
viernes, 13 de julio de 2012
Lo admito. Puedo parecer una loca algunas veces, en especial cuando veo algo que me parece bello. No puedo evitar quedarme mirándolo, sea lo que sea. Hombre, mujer, un gato, cómo da la luz en ciertos lugares especialmente entre los árboles, la luz a través de los ojos de alguien, etc. Me quedo mirando como una psicópata, disfrutando cada detalle, sintiendo la belleza, contemplando profundamente... Hasta ahora esto no me ha traído problemas pero imagino que más de uno habrá pensado que porque me le quedo mirando y no acierto a contestar cuando me hablan, hay en mí algún interés particular, pero no, no es así, simplemente me encanta mirar los pequeños detalles hermosos de la vida.
jueves, 12 de julio de 2012
Conversaciones I
- - Yo no te quería, yo te amaba. Pero para ti eso
nunca fue suficiente.
- - Claro que lo habría sido, si me hubiese dado
cuenta yo… si me lo hubieses dicho…
- - ¡No! No era suficiente, nunca lo fue. Te amé
entonces y no fue suficiente, te amo ahora y tampoco lo es. Estás tan
desesperado por encontrar algo o alguien que no ves lo que tienes en frente. Yo
estoy aquí, siempre lo he estado. Pasaba largas noches en mi casa e incluso
aquí, en tu cama preguntándome que si ambos estábamos tan solos por qué no
podíamos acompañarnos de verdad. Y descubrí que no confiaba en ti y cuando por
fin decido vencer el miedo e intentarlo, ¡zas! Me confirmas las sospechas y me
dices que dormiste con alguien más. Poco a poco esto se fue rompiendo y he
intentado rearmar el rompecabezas durante tanto tiempo que ahora ya no me
importa. Pero tú me sigues importando, no lo puedo evitar. Supongo que después
de haber amado siempre queda un lazo, aunque sea unilateral… Es mejor si me
voy.
lunes, 9 de julio de 2012
El fin último de mi existencia
Entre anoche y hoy he llegado a una conclusión. En una de esas conversaciones conmigo misma, un rayo de luz (o de sensatez) me iluminó de pronto: Serlo todo para alguien no es el fin último de mi existencia.
Quién carajo me puso en la cabeza que si lo soy todo para alguien, si me esfuerzo y le amo con toda el alma y le entrego absolutamente todo, esa persona me va a amar y no se va a ir de mi lado. Loca es que tengo que estar: ¡Loca!
Por estar pensando de esta manera es que estoy donde y como estoy. Sin pareja estable y llorando por los rincones, cada vez que me tomo aunque sea un trago, porque estoy sola como un hongo (además del profundo descontento con mi vida) y me da con agarrarme con uno de mis mejores amigos o bien con llamar al imbécil por el que acabaré llorando y diciéndome a mi misma que soy una idiota por quererlo o bien, las dos cosas.
Pero eso no viene al caso. La cuestión es que yo no tengo que andar por la vida haciendo de la mai de nadie no más para que me quieran, para asegurarme de que esa persona estará ahí y no me va a abandonar como ya hicieron otras personas más importantes en mi vida, mis padres, por ejemplo.
No, no soy huérfana ni fea. Simplemente no he podido superar ciertos traumas y eso es lo que me tiene así.
Quién carajo me puso en la cabeza que si lo soy todo para alguien, si me esfuerzo y le amo con toda el alma y le entrego absolutamente todo, esa persona me va a amar y no se va a ir de mi lado. Loca es que tengo que estar: ¡Loca!
Por estar pensando de esta manera es que estoy donde y como estoy. Sin pareja estable y llorando por los rincones, cada vez que me tomo aunque sea un trago, porque estoy sola como un hongo (además del profundo descontento con mi vida) y me da con agarrarme con uno de mis mejores amigos o bien con llamar al imbécil por el que acabaré llorando y diciéndome a mi misma que soy una idiota por quererlo o bien, las dos cosas.
Pero eso no viene al caso. La cuestión es que yo no tengo que andar por la vida haciendo de la mai de nadie no más para que me quieran, para asegurarme de que esa persona estará ahí y no me va a abandonar como ya hicieron otras personas más importantes en mi vida, mis padres, por ejemplo.
No, no soy huérfana ni fea. Simplemente no he podido superar ciertos traumas y eso es lo que me tiene así.
viernes, 6 de julio de 2012
Reencuentro
Este post es medio cursi, si eso no es lo suyo, siéntase en la libertad de no leerlo. :)
Después de varios meses de ausencia de mi cuerpo entre tus sábanas, besarte fue maravilloso. Tantas cosas que quería decir en ese momento, cada beso y la intensidad de los mismos eran como "no puedo creerlo, ¿será cierto? No, debo estar imaginándolo todo, otra vez..."
Tu boca, tal como la recuerdo pero mejor, con el deseo que retrasé día tras día, semana tras semana, intentando castigarte con mi indiferencia, muriéndome por dentro cuando otra se acercaba, mirándote a lo lejos e imaginándome aquí, justo donde estoy ahora, en tu casa, en tu sala, besándote con todo lo que tenía guardado, con la rabia, con el deseo, con el amor.
Confieso que no quería, después de aquella ola de besos, que llegáramos a la cama, al sexo. Sentí por un momento que aquello podría estropear lo hermoso de este reencuentro pero sucumbí, cómo no hacerlo si ante el toque de tus manos y el roce de tus labios yo me pierdo, me deshago... pero la magia duró poco después del orgasmo y de sentirte desvanecerte sobre mí. Ya es muy poco lo que podemos decirnos y un "te quiero" ya no cabe entre nosotros.
La confianza, ese sentimiento de que puedo decírtelo todo, absolutamente todo, ha desaparecido. Optar por el silencio es lo mejor, por simplemente estar ahí, saber que aunque sea por unas horas no estamos solos y eso es suficiente, por ahora.
Se parece mucho lo nuestro a una de esas relaciones que tienen ya mucho tiempo... la intensidad ha bajado, ya no son tan imperiosas las ganas de decírnoslo todo y conocemos nuestros cuerpos a pesar de que siempre hay alguna cosa por descubrir, por pequeña que sea. La resignación a que esto no pasará de donde está y la espera a que a alguno le de un ataque de sensatez y decida, una vez más, terminar con esto es todo lo que queda al final. Y es triste, pero sentirte dentro mío, creer por un momento en la posibilidad de lo imposible y rozar el cielo abrazada a ti, merece la pena.
Después de varios meses de ausencia de mi cuerpo entre tus sábanas, besarte fue maravilloso. Tantas cosas que quería decir en ese momento, cada beso y la intensidad de los mismos eran como "no puedo creerlo, ¿será cierto? No, debo estar imaginándolo todo, otra vez..."
Tu boca, tal como la recuerdo pero mejor, con el deseo que retrasé día tras día, semana tras semana, intentando castigarte con mi indiferencia, muriéndome por dentro cuando otra se acercaba, mirándote a lo lejos e imaginándome aquí, justo donde estoy ahora, en tu casa, en tu sala, besándote con todo lo que tenía guardado, con la rabia, con el deseo, con el amor.
Confieso que no quería, después de aquella ola de besos, que llegáramos a la cama, al sexo. Sentí por un momento que aquello podría estropear lo hermoso de este reencuentro pero sucumbí, cómo no hacerlo si ante el toque de tus manos y el roce de tus labios yo me pierdo, me deshago... pero la magia duró poco después del orgasmo y de sentirte desvanecerte sobre mí. Ya es muy poco lo que podemos decirnos y un "te quiero" ya no cabe entre nosotros.
La confianza, ese sentimiento de que puedo decírtelo todo, absolutamente todo, ha desaparecido. Optar por el silencio es lo mejor, por simplemente estar ahí, saber que aunque sea por unas horas no estamos solos y eso es suficiente, por ahora.
Se parece mucho lo nuestro a una de esas relaciones que tienen ya mucho tiempo... la intensidad ha bajado, ya no son tan imperiosas las ganas de decírnoslo todo y conocemos nuestros cuerpos a pesar de que siempre hay alguna cosa por descubrir, por pequeña que sea. La resignación a que esto no pasará de donde está y la espera a que a alguno le de un ataque de sensatez y decida, una vez más, terminar con esto es todo lo que queda al final. Y es triste, pero sentirte dentro mío, creer por un momento en la posibilidad de lo imposible y rozar el cielo abrazada a ti, merece la pena.
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