martes, 17 de febrero de 2009

Observada

La miró, volvió a mirarla, la observó y durante unos minutos no pudo dejar de hacerlo, entonces ella apartó la vista de su libro y sus miradas de interceptaron por un instante, pero él apartó rápidamente la suya y se preguntó porqué no había dejado de mirarla antes, qué mantenía sus ojos amarrrados a la figura de aquella joven a la que no había visto nunca antes en su vida o en la que talvés nunca antes reparó.

Por la familiaridad con que la gente del lugar se dirigía a ella, supo que sí la había visto antes, tenía que haberlo hecho porque él también iba allí con frecuencia desde que había llegado a la ciudad hacía ya unos meses.

Ella no pareció darle importancia al asunto y él lo agradeció a la Providencia, pues en caso de que ella le preguntara porqué la miraba, él no sabría qué decirle, si ni él miso conocía la razón.

Se puso de pies y él no puso evitar volver a mirarla, contemplarla, observar detenidamente su cuerpo, parecido al de una guitarra, sus lentes y su estilo descuidado al vestir. "Un diamante sin pulir", pensó y rió sorprendido por su propio pensamiento.

Andaba sin andar, veía sin mirar, iba tan ensimismada que no se percató ni por un momento de que era observada, detallada y minusciosamente observada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El hombre es un ser inconcluso, sujeto de cambio y en constante evolucion, una transformacion de la aveces ni nos damos cuenta.

Besos desde mi reino

Paty-pato dijo...

Gracias Princesa, pasaré por su Castillo a soñar junto a ti más a menudo.