sábado, 4 de junio de 2011

Ojalá que no.

Viendo a un amigo tocar en una noche inspiradora, en un lugar especial, rodeada de gente, pensé.

Algún día recordarás esto desde el cubículo gris de una oficina y una lágrima rodará por tu mejilla, aprenderás que los recuerdos se ahogan en el alcohol y aprenden a nadar con una asombrosa facilidad.

Ojalá que no.

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