No sé dónde he estado todo este tiempo. El espejo me devuelve la imagen de un rostro que apenas reconozco. Tampoco sé qué es este lugar exactamente. No recuerdo que hiciera un sol tan radiante como el que se cuela ahora por el ventanal. Sin embargo puedo afirmar que nunca he estado tan lúcida como lo estoy ahora y que necesito escribir estas líneas.
Pensé en tantas cosas aquella noche, entre ellas que esto no sucedería. Que al verme dar la espalda dirías: “No, eso no es lo que quiero, quédate”, tomarías mi mano y nos abrazaríamos, estaba dispuesta a dar tanto, a darlo todo si era necesario. Pensé que mi amor sería suficiente para mantenerte a salvo. Pero no fue así, me dejaste ir, al atravesar aquella puerta mi alma se quedó contigo y cuando te fuiste, te la llevaste por completo. Recuperarla no ha sido fácil, supongo, pero ahora tengo todas las piezas y las voy a armar. Para ti ya es tarde, pero yo tengo un camino que recorrer.
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