jueves, 30 de septiembre de 2010


Te quiero!

Tras un antifaz y una columna...

Soy periodista, escribo para el Times. En esta época en la que el periodismo está destinado al género masculino, muchos me admiran por haber llegado hasta aquí. Me costó mucho trabajo ganarme un nombre en este espacio. Las humillaciones y decepciones que sufrí no fueron pocas, sin embargo son muchos los que en toda la ciudad, se quitan el sombrero al verme pasar.

Mi padre me lo había advertido, no sería una profesión fácil, pensó que era otro de mis caprichos cuando le dije que quería estudiar para ser periodista. Siempre quiso lo mejor para mí pero su idea contrastaba bastante con la mía dado que, casarme con un excelente hombre de negocios para mí no es suficiente. Yo necesito libertad, voz, voto, ¡poder!Sin embargo, hace unos días sentí por un instante que tal vez si sería suficiente. He pensado que con mis ideas liberales todos los posibles pretendientes se asustan, pero no tengo miedo de ello, ya no.

A mi despacho llego una invitación, de las muchas que suelen llegar, siempre le digo a Gladys que las depure, ella me conoce tanto, pero cuando vi el remitente la tome sin dudarlo, era la invitación para el cumpleaños de mi querida amiga Nora, estudiamos juntas en el colegio y mientras estudiaba periodismo, sus cartas me animaron a seguir, en seguida notifique al editor que yo cubriría el evento. Mi columna no es de sociales sin embargo, no dejaría pasar la ocasión de compartir con Nora. Y ahí estaba yo, hablando con viejos conocidos (Nora tiene ese poder de convocatoria) y personas a las que he entrevistado anteriormente, la noche estaba genial, amenizaba la fiesta nada más y nada menos que Ray Charles, (casi me desmayo cuando le vi tocar el piano, nunca estuve tan cerca suyo).

De repente, se extiende ante mí la mano de un caballero, impecablemente vestido, brindándome una copa e invitándome luego a bailar. La fiesta fue de disfraces, y aunque no pude ver completamente su rostro, fue interesante como nos compenetramos desde el principio, el baile fue el telón de fondo perfecto. Por un momento pensé que lo había encontrado… no soy, claro está, de las que sueña con encontrar un príncipe azul pero en sus ojos había algo que me decía que aquello no acabaría ahí.

Hoy le he dedicado mi columna, soy mejor con las palabras, espero la lea de todo corazón.

sábado, 25 de septiembre de 2010

La Espera.


Volvió a mirar el reloj. Tres minutos más habían pasado. Sentía el paso del tiempo como algo personal. ¿Por qué pasa tan aprisa el tiempo? ¿Es que acaso no puede condolerse de un corazón enamorado?

- No es posible que aun no esté aquí, dijo que llegara a las 4:15 y aquí estoy.- El corazón se le desprendía en el pecho, de repente se encontraba llena, llena de sentimientos poderosos que la sobrepasaban. A veces sentía que si abría la boca, le saldría un arcoíris infinito.

Nada deseaba más su corazón que verle y eso parecía estar cada golpe de reloj más lejos. Cada segundo que pasaba era un segundo menos junto a él y eso la mortificaba. ¿¡Pero dónde estaba!? Deseaba saberlo para ir en su busca y terminar con aquella agonía.

Varias veces intentó comunicarse, pero su celular estaba sin servicio, la grabadora indiferente lo confirmaba. Volvió a marcar, sabía cual sería la respuesta pero necesitaba escucharlo una vez más y lo hizo varias veces como para no sentir que no la había intentado al menos.

No podía creer que estuviera sintiendo lo que ahora sentía, era un sobresalto, la excitación de la espera del ser que... ¿amaba? Eso no podía o no quería más bien decirlo con exactitud, le quería, si, tal vez le amaba pero duró tanto tiempo creyendo que era incapaz de hacerlo que ya no quería o no podía admitir que floreciera dentro suyo ese sentimiento. Es posible que le amara pero eso no lo sabría, al menos no por ahora.

Cada sonido que escuchaba creía que eran sus pasos acercándose y en cada ruido que escuchaba creía estar oyendo su voz, pensó por un momento que iba a infartar o que estaba perdiendo la razón. Al reloj se le agoto la arena. Y entonces, la rabia. El dolor del abandono y el convencimiento de que ya no le vería entrar por aquella puerta. Los rayos del sol se filtraban por el tragaluz y parecían cantar para ella un canto de consolación, pero nada era suficiente, los sentimientos encontrados se le agolpaban en el corazón pero no podía odiarle aunque se creía capaz.

Había decidido que no le esperaría nunca mas, sin embargo sabia que esa resolución era algo pasajero y que con tal de verle, le esperaría todo el tiempo que fuera necesario porque nada deseaba su corazón mas que estar junto a el.

martes, 14 de septiembre de 2010

Esperaba...

Esperaba encontrarte.
Espero verte siempre en cada esquina,
esperándome para regalarme una sonrisa
o una de esas miradas que lo dicen todo.

Esperaba verte.
Adivinarte entre la multitud y contemplarte,
hasta que mi mirada se chocase con la tuya y se produjera la magia.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Esto que tenemos

Esto que tenemos es magia vertical, que corta y atraviesa el tiempo y el espacio. Esto que tenemos nos envuelve, nos baña de luz para guiar, nos desempolva el deseo y saca de las cajas a las muñecas prohibidas, nos hace explorar partes de nuestra psiquis que ni siquiera sabíamos que existían y nos abre las puertas a otros caminos ubicados en universos paralelos que se confunden con la fantasía creadora de un niño travieso, inverosímil y todopoderoso al que llaman de muchas maneras porque Ala, Dios, Iahveh, Jehová, Buda… no son más que la manifestación de lo que representa en nuestras mentes este muchachito del que no somos más que juguetes preciados (o despreciados, eso depende).

Esto que tenemos, si es que lo tenemos, no nos dejará prisioneros para siempre, nos hará libres y nos obligará a desandar los pasos para encontrarnos en el punto exacto en que lo humano se convierte en divino dentro de nosotros y nuestra alma aun no era tocada por el pecado y todos éramos eternos, inmortales.