domingo, 8 de noviembre de 2009

Libertad...

Esto lo escribí cuando tenía esa necesidad de sentirme libre. Aún la tengo, pero ya he dado los primeros pasos y pretendo continuar.


La libertad implica hacer renuncias y las renuncias, sufrimiento. Pero sin sufrimiento no es posible crecer, ni transformarse, ni cambiar.

Muchos pueblos obtuvieron su libertad librendo duras batallas, sacrificando personas que abonaron la tierra con su sangre. Esa fue una libertad colectiva bien merecida, una libertad que aún hoy disfrutamos quienes habitamos éstas tierras.

En tu lucha personal por la libertad, deberás sacrificar muchos de tus hábitos, modificar conductas, desapegarte de muchas cosas, incluso de personas. Y llorarás, y con tu llanto crecerán los caudales de los ríos y se alimentará la tierra que cosecharás a tu manera, ¡Libre!... Además, no estarás sola, Dios y quienes de verdad te aman estarán contigo y vencerás, si así lo quieres: Vencerás, y quienes te conozcan disfrutarán contigo aquello que conseguiste porque te transformarán en un ser de luz y aminorarás sus oscuridades y serás bendecida con las bendiciones que sólo reciben los que se arriesgan a vivir... de verdad.

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