Para todo ser humano, aunque lo niegue y aunque no tenga mayores aspiraciones en la vida, trascender es algo importante. A todos en algún momento, nos preocupa el hecho de que somos perecederos, de que venimos con una fecha de caducidad incierta y que nuestra vida puede irse en un abrir y cerrar de ojos, lo que nos hace querer dejar algo por lo que ser recordados, algo que atestigüe que estuvimos aquí en la tierra y más aún, nos sentimos frustrados si eso no pasa o si vemos que nuestra vida se nos escurre entre las manos y no estamos haciendo nada por nuestro futuro, por dejar un legado, una huella...
Algunos se conforman con quedar en el corazón de sus seres queridos y cercanos, unos lo quieren todo, el poder, el éxito en cualquier ámbito, la grandeza, otros cambiar el mundo y otros entienden que se puede trascender en cosas como sembrar un árbol, escribir un libro, tener hijos y educarlos para ser personas de bien... pero sea cual sea la forma, todos quieren lo mismo: trascender.
Puede confundirse la trascendencia con la inmortalidad pero lo cierto es que la inmortalidad es otra cosa, sabemos que no es posible aún pero aún así muchos han buscado la manera y, cual alquimistas, han invertido mucho de su tiempo intentando hallar la manera de no morir nunca.
Muchas han sido las discusiones y opiniones alrededor de este tema y ni hablar de la cantidad de cineastas que se han inspirado en este tema para la elaboración de películas, cortos y series de televisión.
Se dan muchos enfoques diferentes, algunos se van por el sentido filosófico (como Aristóteles, Gandhi), otros por el patriotismo (Juan Pablo Duarte, Sánchez, Mella, las Hermanas Mirabal), otros por la ciencia (Albert Einstein, Graham Bell), las artes (Picasso, Benedetti, Da Vinci) y algunos hasta por la vertiente religiosa (Martín Lutero, Madre Teresa).
Por la buena o a la mala, queriéndolo o no, estas personas han dejado grandes huellas en la historia y serán recordados por mucho tiempo más, pero no esa la trascendencia de la que quiero hablar concretamente porque estamos en la era de la practicidad y la verdad es que perdurar en el mundo, puede parecerle a muchos un trabajo demasiado tedioso para ser realizado.
Como jóvenes, estamos llamados a trascender, a no quedarnos en lo perecedero, en esas cosas vanas que pronto ya no van a estar o que pueden perderse fácilmente... estamos llamados a hacer la diferencia aunque sea un poquito, en cosas pequeñas, como no ser uno más del montón, ser diferentes aunque sea un aspecto... decir lo que pensamos, defender las cosas en las que creemos, ser nosotros mismos, no dejarnos arrastrar por las facilidades, ser personas responsables y de bien, ser ejemplos a seguir, tender una mano amiga a quien la necesite, no traicionar a nuestros semejantes ni a nosotros mismos... son tantas las formas que hay para trascender, para dejar esa huella y mejor aún para vivir en el corazón de las personas (y no sólo en los libros de historia) por mucho, mucho tiempo.
Algunos se conforman con quedar en el corazón de sus seres queridos y cercanos, unos lo quieren todo, el poder, el éxito en cualquier ámbito, la grandeza, otros cambiar el mundo y otros entienden que se puede trascender en cosas como sembrar un árbol, escribir un libro, tener hijos y educarlos para ser personas de bien... pero sea cual sea la forma, todos quieren lo mismo: trascender.
Puede confundirse la trascendencia con la inmortalidad pero lo cierto es que la inmortalidad es otra cosa, sabemos que no es posible aún pero aún así muchos han buscado la manera y, cual alquimistas, han invertido mucho de su tiempo intentando hallar la manera de no morir nunca.
Muchas han sido las discusiones y opiniones alrededor de este tema y ni hablar de la cantidad de cineastas que se han inspirado en este tema para la elaboración de películas, cortos y series de televisión.
Se dan muchos enfoques diferentes, algunos se van por el sentido filosófico (como Aristóteles, Gandhi), otros por el patriotismo (Juan Pablo Duarte, Sánchez, Mella, las Hermanas Mirabal), otros por la ciencia (Albert Einstein, Graham Bell), las artes (Picasso, Benedetti, Da Vinci) y algunos hasta por la vertiente religiosa (Martín Lutero, Madre Teresa).
Por la buena o a la mala, queriéndolo o no, estas personas han dejado grandes huellas en la historia y serán recordados por mucho tiempo más, pero no esa la trascendencia de la que quiero hablar concretamente porque estamos en la era de la practicidad y la verdad es que perdurar en el mundo, puede parecerle a muchos un trabajo demasiado tedioso para ser realizado.
Como jóvenes, estamos llamados a trascender, a no quedarnos en lo perecedero, en esas cosas vanas que pronto ya no van a estar o que pueden perderse fácilmente... estamos llamados a hacer la diferencia aunque sea un poquito, en cosas pequeñas, como no ser uno más del montón, ser diferentes aunque sea un aspecto... decir lo que pensamos, defender las cosas en las que creemos, ser nosotros mismos, no dejarnos arrastrar por las facilidades, ser personas responsables y de bien, ser ejemplos a seguir, tender una mano amiga a quien la necesite, no traicionar a nuestros semejantes ni a nosotros mismos... son tantas las formas que hay para trascender, para dejar esa huella y mejor aún para vivir en el corazón de las personas (y no sólo en los libros de historia) por mucho, mucho tiempo.
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