sábado, 6 de junio de 2009

Lluvia

Hacía rato que estábamos en carretera, cuando salimos hacía un sol precioso pero ahora, empezaban a formarse algunas nubes, entonces aceleré la marcha para ver si lográbamos llegar antes de que empezara la lluvia. De repente, ella, que hasta ahora se encontraba absorta mirando el paisaje, me miró y dijo:

- Por qué la prisa?, acaso nunca has visto llover?

Me mantuve en silencio y en seguida agregó:

- Es maravilloso, al principio hay mucha calma y hace calor, luego el azul del cielo va desapareciendo tras las nubes grises que se vuelven cada vez más grises acompañadas del ventarrón que viene a sustituir el calor del principio y que anuncia la llegada de la lluvia, entonces es cuando sabes que es hora de entrar en la casa y, si estás muy lejos, de dejarte abrazar por el manto de agua que caerá del cielo como una mojada bendición y disfrutar de la felicidad de los árboles y las flores cuando los besa la lluvia, es como recibir un abrazo apretado de Dios.

Entonces hubo silencio, se calló y yo no supe qué decir, sólo supe que venían a mi mente recuerdos de antaño, de mi padre corriendo conmigo de la mano bajo un negro paraguas, apresurados para no mojarnos, de mi madre prohibiéndome salir "puedes pescar un resfriado", decía, "aléjate ya de esa ventana y den a ayudarme en los quehaceres". También recordaba las ocasiones en que maldije los días lluviosos especialmente cuando tenía que ir a algún compromiso impostergable o a alguna fiesta. Muchas veces me quedaba en casa, sola, encerrada en mi habitación mirando la tele o durmiendo.

Cuando logré salir de mi abstracción, contesté en un hilo de voz:

- No. Nunca.

2 comentarios:

Jose Elias dijo...

Me gustó mucho esto... :)

Paty-pato dijo...

Me alegra que te haya gustado, espero que sea la primera de muchas visitas... Bienvenido!