sábado, 14 de enero de 2012

Extraño algo de ti.

Yo extraño algo de ti, no sé precisar bien qué. Puede que sean tus abrazos en las noches frías, o en las calurosas, que mientras fueran tus brazos, poco me importaba la temperatura; será talvés llorar en tu hombro o las largas conversaciones tendidos en la cama antes o después de hacer el amor, puede talvés que sean tus chistes a media luz, tus comentarios halagando mi cuerpo, los secretos que nos compartimos, esas cosas que sólo sabemos nosotros. Puede que sea también estar en aquel departamento trabajando y sabiéndote cerca, con la espera dulce de que te acercaras a besarme de imprevisto. Talvés sea el escucharte ensayar guitarra en mano mientras yo, encantada cual serpiente, te escuchaba deshacerte en notas y rozar la libertad. Puede que sean las canciones que escuchamos juntos... Pero puede que no sea eso, puede ser tu mirada de embobado lo que extraño, o el mar de palabras que nunca nos dijimos por miedo talvés a sonar más cursis de la cuenta o a comprometer seriamente nuestros corazones. No puedo precisarlo, talvés sea todo, pero algo es cierto: te extraño.

La noche en un bolsillo.

Hoy tengo la noche en un bolsillo, el sol se oculta mientras camino al horizonte y descubro que de todo lo vivido junto a ti, no es tu piel lo que extraño sino a ti, a todo lo que eres, a todo lo que fuimos dentro y fuera de aquella habitación pero hoy traigo la noche en un bolsillo y tu no estás para ver morir la tarde, sin embargo me consuela que aun me debas un amanecer.