domingo, 28 de noviembre de 2010

Divagaciones...

Descubriendo cada vez algo nuevo,
Te quiero sin poderte querer,
Esto no es mas que un delirio,
Descuida, esto no es para ti.

Existen esas cosas que no puedo prometer
Y no existe paz en una paz que espera la guerra.
Viéndote pasar y escuchando canciones,
Contemplando desde lejos un mundo que fue mio, talvés.

Amantes del tiempo y los suicidios de las seis
Me hacen pensar en la imaginación creadora
Y mundos de hadas y duendes me pueblan el sueño,
Solo que no es verano y esto no es Atenas.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Recuerdo.

Recuerdo perfectamente ese día, creo que todos aquí lo hacen. Era un domingo cualquiera. Era el día libre de mi asistenta y me levanté muy temprano a preparar el desayuno. Huevos revueltos, jamón, pan tostado, jugo de naranja y pancakes con secreto de vainilla (así llamábamos al sirope de vainilla que invente y que a mis hijos les encantaba); los niños llegaron a la cocina atraídos por el olor, como siempre, pero mi marido estaba muy cansado así que me metí en la cama con él y le hice gracias hasta que despertó, reímos tanto aquella mañana, tal vez lo hacíamos siempre pero ese día lo recuerdo como algo mejor, no sé cuando vendrá el olvido, dicen que los que son como nosotros no tienen memoria.

Después del desayuno, tome una ducha. Alma y Sebastián se pusieron sus trajes de baño y fueron a la piscina, mi marido practicó su rutina de ejercicios.

Siempre fui una mujer muy saludable, tuve salud de hierro toda la vida y aquella mañana me sentía mejor que nunca, me puse la ropa más ligera que tenía en el closet y me dispuse a ordenar mi despacho, las risas de mis hijos y la de mi marido, que se había echado a la piscina junto con ellos, se oía desde lejos. Fue entonces cuando la vi, una mujer elegantemente vestida de negro, y mi boca se selló. Supe que era el momento y me sorprendí a mí misma actuando con una insospechada naturalidad, salí, contemplé a mis hijos y a mi marido y mi corazón se inundó de un amor profundo hacia ellos, no es que antes no los amara, pero este era un sentimiento más elevado, pleno, sin temores.

Me dispuse a preparar algo qué comer, cuando, al mirar por la ventana, vi que se había quedado el filtro de la piscina encendido, salí y cuando me disponía a apagarlo, noté que Alma se había dejado la toalla en el borde izquierdo de la piscina, así que fui a recogerla. Había agua por doquier y resbalé, todo sucedió muy rápido, me golpeé la nuca al caer hacia el interior de la piscina, no pude moverme más, de repente todo era azul de cielo y verde por los árboles del jardín, de a poco todo se tornó del color de la luz y al final, la oscuridad.

Ahora estoy aquí, en un lugar del que solo oí hablar en cuentos y creo que en misa. Esa es mi historia, ahora háblame de ti, ¿cómo moriste?

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cierro los ojos

Cierro los ojos y es como volver a sentir tus manos sobre mi, tu boca en mi cuello, en mi pecho, en mis pezones, vientre y ombligo, tu mano en mi sexo mojado, frustrado ante la imposibilidad de la embestida. Es volver a sentirme sedienta de tus besos, es anhelar nueva vez el azul. Son mis manos en tu pelo, escucharte decir que me amas, gemir de placer, darte y que me des, que nuestros cuerpos se acompasen al ritmo de la pasión olvidándonos de un mundo circundante que ignora el deseo que habita en nuestras almas.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Diferente

La nuestra es una relación extraña. Es diferente a mí, muy diferente, pero existen esos puntos en los que convergemos. No somos íntimas amigas, pero no hay razón para mentirnos. Preguntamos sin miedo lo que se nos viene en gana, pero nunca cruzamos ese límite invisible que no sé distinguir de dónde viene, pero intuyo siempre donde está. A ella le sucede lo mismo.

Algún tiempo tuve miedo por el recuerdo de Beatríz, pero pronto comprendí que no había razón para ello. Está bien que esté en mi vida, pero no sufriría demasiado si la pierdo, y eso me gusta; creo que esa es nuestra versión de libertad.
De una forma extraña la quiero, la quiero pero no demasiado, supongo que le quiero lo justo.