Esto es lo que pasa cuando ves Shutter Island en medio de una depresión y en medio de la noche cerrada, prácticamente sola en tu habitación.
Las heridas pueden crear monstruos.
¿Será que me volví adicta al dolor? Es raro porque yo ya no lo siento.
Soy como una autómata. Sé lo que me conviene y actúo en pos de ello, nada más. Claro, llego hasta donde mi miedo me deje. No me he curado, al contrario, estoy enferma, enfermísima de miedo y soledad. Y reconozco que no tengo los medios para salir del lugar donde me mantienen prisionera.
A veces siento que voy a volverme loca. Puedo sentir la cordura abandonándome de a poco. Cada vez me cuesta más quedarme de este lado. Se llama disociación. Tengo tanto miedo de esta realidad que acabo por desconectarme. Por prestar atención a todo y a nada al mismo tiempo. Me fuerzo enormemente a concentrarme, me cuesta lidiar con la realidad.